Es momento de recuperar el camino
- zenoquantum
- 1 jun
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Actualizado: 2 jun
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Hoy más que nunca, eres la llave que abre la puerta del futuro, no solo de tus estudiantes, sino del mundo entero. En un momento donde la tecnología ha reconfigurado el acceso al conocimiento, el verdadero valor de la educación no reside solo en la cantidad de información que puedas transmitir, sino en el impacto que, como maestra, puedas tener en la vida de una persona.
¡Abre los ojos! Eres mucho más que un mero transmisor de contenido; eres el arquitecto de los sueños, el guía que inspira y, a veces, el único faro de esperanza en momentos de incertidumbre.
A llegado el momento de que tires a la basura el bolígrafo rojo y digas basta a este modelo que te está llevando a ninguna parte. Sé lo que de verdad debes ser.
Hay una diferencia entre dar una lección y ser maestro. Esa diferencia se llama vocacióny sabes que no todos los que te encuentras a las 11:00 en la sala de profesores la tienen. Muchos tienen un enfoque de la educación distinto al tuyo. A menudo, su preocupación se centra más en sus intereses personales, que en los de los estudiantes. Apártate de los que no te aportan nada. No seas del grupo de las quejas que te alejan de quien verdaderamente eres.
Sabemos que, a menudo, lo más difícil cada día es ser tú mismo en un mundo rodeado de gente empeñada en que seas otra persona. Pero precisamente ahí es donde encontrarás el mayor valor que puedes aportar a la sociedad. Si fuera fácil, todos lo harían, pero no todos los que imparten clases en los colegios son como tú.
Ser maestro no es lo mismo que ser ingeniero o abogado. La diferencia es que tú no fabricas productos materiales. No haces bicicletas o un televisores. Lo tuyo trata sobre el futuro de la vida de las personas y el futuro del conjunto de la sociedad.
El acceso a la carrera o el máster de profesor debería tener una nota de 15 sobre 14, pero no por conocimientos académicos, sino por liderazgo, inspiración y capacidad de ser un referente en la vida. En la matrícula debería haber un requisito que dijera: "Abstenerse quienes no tengan vocación de maestro. Elijan ustedes otras carreras más acordes a su talento."
En la actualidad, existen 56 conflictos armados activos, que afectan a 92 países. En un mundo donde estamos liderados por personajes como Donald Trump, Vladimir Putin o Benjamín Netanyahu, no hace falta tener un CI de 160 para ver que, lo único que nos salvará es la educación.
¿Quién pone en duda que el mundo está como está porque estamos perdiendo la educación real?
Quizás quieras depositar la esperanza de proteger tu profesión en las leyes educativas o en los políticos como los mencionados anteriormente. A lo mejor quieres probar si los de Red Bull te esponsorizan, porque no hay nadie más atrevido que tú si optas por dejar tu futuro en manos de la política.
Pero a lo mejor el camino correcto no es hacia adelante, sino todo lo contrario. Quizás el futuro de tu profesión lo encuentres en el pasado, recuperando el valor que aportas a la sociedad y a los jóvenes. Puede parecer anticuado, pero es momento de volver y recuperar el prestigio con el que “Pepe el profe” era llamado Sr. José.
Ya no puedes quedarte inmóvil, esperando que el futuro llegue sin actuar. El cambio no llegará a los que se quedan atrás, sino a los valientes que se atrevan a dar un paso hacia adelante. Es momento de recuperar lo perdido.
No te engañes, nunca serás tan "guay" como sus amigos, ni tus clases serán tan divertidas como una tarde con los colegas paseando por un centro comercial. Por supuesto que no, y es que tú no eres un artista de circo, tú eres su maestro.
A los padres que busquen un "Chiqui Park" en tus clases, quizás convendría decirles: "Perdone, lo siento, se ha equivocado de lugar. A mis clases se viene a ser mejores, y eso pasa por trabajar, esforzarse y luchar para mejorar. Ayudar a las personas a ser mejores no tiene por qué ser un proceso doloroso. Tú tienes el mecanismo para que eso se haga con amor."
Solo en el momento en el que te plantes y digas "esto no es el Parque Warner, Port Aventura ni Disney Land" será cuando se reconocerá tu verdadero valor. Quizás los padres no lo sepan, pero si sus hijos te necesitan, ellos te necesitan aún más.
¡Que no! Tus estudiantes ya no buscan solo a alguien que les imparta conocimientos que pueden conseguir fácilmente en internet; te necesitan porque quieren a alguien que los inspire a ser mejores, a ir más allá de lo que ellos mismos creen posible. En un mundo donde muchos padres están más interesados en los “memes” que reciben en WhatsApp o las historias de Instagram que en la educación de sus hijos, nunca fue tan necesario tu rol como maestro. Deja de pensar en si es poco comercial o antipopular y di "no".
Tú un día fuiste alumno también. Si recuerdas, los que impactaron en tu vida no fueron los profesores que simplemente te dieron clases magistrales, sino aquellos que te desafiaron, que te mostraron que podías ser algo más, que te dieron la confianza para tomar las riendas de tu futuro.
Piensa por un momento en esos profesores que dejaron huella en tu vida. ¿Qué es lo que más recuerdas de ellos? No era solo lo que enseñaban, sino cómo te hicieron sentir. Quizás fue ese profesor que, en lugar de simplemente dar una lección, te compartió una experiencia personal, te hizo ver el mundo de una manera distinta o te ayudó a creer en tus propias capacidades cuando más lo necesitabas. Esas personas no solo cambiaron el curso de aquel día, sino que, sin saberlo, cambiaron el curso de tu vida.
Ahora, esa responsabilidad recae en ti. Cada estudiante que pasa por tus manos es una oportunidad para cambiar el mundo, una oportunidad para mostrarles el camino hacia el futuro que pueden construir. No se trata solo de enseñarles lo que está en los libros, sino de darles las herramientas emocionales, espirituales y humanas para enfrentar los retos que vendrán. Tu verdadero valor no se mide por lo que sabes, sino por lo que logras inspirar.
En estas próximas semanas, cuando vuelvas a diseñar el nuevo curso, ¿por qué no lo enfocas de manera diferente? Es el momento de volver a ser maestra.
Diseña tu modelo y mira cómo conectar con ellos como seres humanos, no solo como estudiantes.
Muestra tu vulnerabilidad, comparte tus pasiones y, sobre todo, lidera con el ejemplo. Sé la persona que ellos esperan que seas.
Sé la persona que ellos necesitan para aprender no solo las asignaturas, sino las lecciones de vida que los harán personas íntegras y capaces de afrontar cualquier reto.
Piensa en los valores que quieres transmitir y cómo te gustaría que ellos los llevaran consigo a lo largo de su vida.
Ya sabes que no lideras una clase de 20 estudiantes, lideras 20 personas distintas, singulares, únicas, que te obligarán a utilizar 20 modelos de liderazgo distintos. Adapta tu modelo a cada uno y hazlo sentir único.
Como maestro, tienes el poder de hacer que un joven se sienta visto, escuchado y capaz de lograr lo que se proponga. Este es el legado que dejarás, mucho más allá de los conocimientos de matemáticas o lenguas.
Este es tu momento. Recupera tu vocación, recupera tu autoridad, y sé la chispa que encienda el fuego del cambio en cada uno de tus estudiantes. Ellos recordarán no solo lo que les enseñaste, sino cómo les hiciste sentir capaces de cambiar el mundo.
En fin, ya sabes que somos los de Zeno Quantum. Aceptamos el riesgo de haber ofendido a los que, aun teniendo una carrera o un máster que les permite ejercer, no tienen vocación y por lo tanto, no son maestros. Sabemos que algunos hoy se darán de baja de nuestros insights, pero preferimos ser parte de esa comunidad de colegios y personas que trabajan para ayudar y dar oportunidades a los jóvenes. Gracias por acompañarnos cada semana.
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