El COVID-19 ha sido un punto de inflexión entre los sistemas tradicionales para abrir la puerta a nuevos avances en innovación y ciencia en todos los ámbitos. Deberá pasar aun algo de tiempo más para que tomemos consciencia del cambio que ha provocado a todos los niveles y en todos los ámbitos la pandemia.
La sociedad y la forma de relacionarse y comunicarse, cómo compramos y vendemos, cómo hacemos negocios, las organizaciones empresariales, el mundo de la educación, etc. Todo, todo ha cambiado y nada hace predecir que volverá al modelo anterior.
Todo el sistema, el educativo y académico, también se ha sometido a un “experimento masivo” en 2020, que de otra manera difícilmente se hubiera llevado a cabo: pasar de una educación 100% presencial a una educación 100% en línea, se hizo en pocas semanas y con pocos recursos cuando, en otras circunstancias, hubiese llevado años y millones de euros.
Según Ángel Cabrera, presidente del Georgia Institute of Technology, la lectura positiva es que este “experimento” ha puesto de relieve la necesidad de cambios estructurales en el método educativo y ha provocado una aceleración tremenda de la innovación. Para Ángel, no hay vuelta atrás. La educación post-COVID nunca será como la educación pre-COVID: tenemos que aprender de todo lo que se hizo bien durante la pandemia y de todas las lagunas y problemas no bien resueltos que surgieron para llegar a un nuevo modelo educativo.
Ángel Cabrera nos ofrece, a continuación, 10 claves sobre el futuro de la educación:
La pandemia ha sido un acelerador para reenfocar, de una vez por todas, la educación, que necesita nuevas visiones y nuevos compromisos con la sociedad.
Las aulas y los campus van a cambiar de función: Dado que las lecciones magistrales se pueden hacer en vídeo y que esta forma de impartirlas es más conveniente para los estudiantes, las expectativas de lo que se debe hacer en un campus son distintas. La innovación vendrá de cómo utilizamos el aula como espacio de debate, de trabajo en equipo, de socialización. Los próximos años surgirán nuevos modelos de cómo combinar la tecnología con el espacio.
La universidad se abre al mundo. Ir a clase y estudiar durante cuatro o cinco años sin hacer otra cosa, va a dejar de existir. El campus va a ser un lugar donde recargar energías, reconectar, y tendrá una conexión enorme con el resto del mundo. La formación y el desempeño laboral dejarán de estar separados y las empresas que sepan ofrecer esquemas más flexibles en esta hibridación formación-empleo serán capaces de atraer al mejor talento.
Se generalizan las colaboraciones innovadoras entre universidad y empresa. Iniciativas pioneras como nuevas colaboraciones que acerquen a los alumnos universitarios a los problemas reales y los métodos más innovadores para resolverlos.
Las titulaciones cambiarán y serán flexibles. El modelo será mucho menos rígido, de manera que se pueden acumular certificaciones menores, o micro-credenciales, haciendo “carreras a la carta”. Además, se hibridarán los métodos de enseñanza, presencial y en línea, con una utilización mucho más inteligente de las fortalezas de cada método.
Universalizar la universidad a través de la tecnología. El modelo tradicional, tanto por infraestructuras, modelos educativos y precios, no es viable para poder ofrecer educación superior a toda la población mundial que la demanda. Es un modelo no expandible. Las nuevas tecnologías ofrecen la solución para llegar a un gran número de alumnos a un coste razonable.
Proteger el SER de la universidad: la búsqueda progresiva de la verdad, el pensamiento crítico, el avance de la ciencia, la investigación pura y decidir qué conocimientos merecen la pena ser enseñados y transmitidos deben protegerse como activos clave para el progreso de la humanidad.
Compaginar los activos de investigación, reputación y confianza, con llegar a millones de personas. Para poder compatibilizar los dos puntos anteriores, son necesarios esquemas híbridos de colaboración entre las universidades y las grandes corporaciones. Como ejemplo de este tipo de movimientos, Ángel nos comenta la reciente venta de edEx, fundación impulsada por Harvard y el MIT para impartir cursos masivos en línea (MOOC), a la compañía de tecnología educativa 2U. En esta hibridación entre la universidad tradicional, no escalable, que debe velar por lo dicho en el punto 7, con el sector privado, que brinda agilidad de capital e innovaciones tecnológicas para cubrir lo dicho en el punto 6, es donde se van a producir más innovaciones de modelos de negocio.
Se necesita, de forma urgente, dotar de habilidades digitales a todo el mundo. El problema no son las generaciones jóvenes que acceden por primera vez a la universidad, que son nativos digitales, sino el profesorado y los profesionales que en su día no desarrollaron habilidades digitales. En un mundo donde la formación continua va a ser la norma, se necesitan medidas para que no exista la denominada “brecha digital”.
Se crean constelaciones de universidades. Universidades de todo el mundo, con diferentes bagajes y perfiles, se unirán para apoyar causas que afectan a toda la sociedad mundial. Un ejemplo pionero de esto es la University Global Coalition, cuyo comité preside Ángel, y cuyo compromiso es trabajar juntas y en asociación con las Naciones Unidas y otras organizaciones relevantes, en apoyo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
En resumen, Ángel nos dice que la educación del futuro será multidimensionalmente híbrida:
En la forma de aprender y de relacionarse, entre presencial y en línea.
En el modelo de negocio, entre universidad tradicional y compañía tecnológica.
En el tipo de titulaciones, hibridando contenidos a través de micro-credenciales.
Entre formación y trabajo, rompiendo los silos del pasado.
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